Pese a que la ciénaga Rincón o lago el Cisne, es una ciénaga natural del departamento del Atlántico, sometida en la última década a condiciones extremas de lluvia y sequía y que la Biodiversidad no es ajena a estos cambios; por el contrario, suele desarrollar mecanismos adaptativos para sobrevivir aun cuando el equilibrio natural se rompa por completo, con las obras de recuperación que adelanta la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, se comienza a evidenciar el renacer de la vida en este cuerpo de agua.

 

La Bióloga de la CRA, Ayari Rojano, asegura que aunque a primera vista muchos ciudadanos no logren notar los cambios favorables que están ocurriendo sobre este cuerpo de agua, hoy se puede observar como poco a poco la Biodiversidad va recuperando nuevamente espacios en la ciénaga, a medida que el espejo de agua aumenta, los productores primarios (algas filamentosas) se apropian de grandes extensiones del agua, que son una importante fuente de alimento para otros organismos que viven en los humedales.

 

Explica Rojano, que el humedal es ahora un laboratorio natural en donde se desarrollan procesos biológicos y ecológicos para las especies que lo habitan, “Los grandes patos canadienses descansan de su dura travesía en las ciénagas Rincón y Mallorquín, recuperando fuerzas para continuar su rumbo hacia el sur y aparece la majestuosa garza blanca que los acompaña en grandes bandadas, abasteciéndose de alimento y nutrientes necesarios para continuar con sus ciclos vitales”, añade.

 

Que estas especies retornen significa una alentadora noticia para el Cisne, ya que estos patos canadienses, en sus plumas escondidas albergan una gran cantidad de larvas y huevos que mediante la interacción con el agua permitirán que poco a poco especies de peces y anfibios que se encontraban en estado de latencia, despierten a la vida, recuperando el equilibrio interrumpido y devolviendo la estabilidad a este importante humedal.

 

Sobre la recuperación del ecosistema del lago, la Corporación consultó otros expertos de la Universidad del Atlántico, específicamente al equipo de profesionales de recursos hidrobiológicos de la Facultad de Ciencias Básicas, que ha venido haciendo seguimiento y valoración al proceso. En este sentido, Luis Carlos Gutiérrez, Decano de la Facultad, explica que los cambios que se han venido presentando en el marco de la recuperación son totalmente normales y que “Son los resultados esperados de un ecosistema que perdió todo su caudal”.

Los estudios geoeléctricos que han sido realizados por la Universidad han permitido establecer que lo que estaba en el fondo del lago no era solo lodo, sino unos 2 metros de materia orgánica de diferentes tipos que se acumulaba allí,  incluso parte del material eran algas tal y cual como la que hoy se han empezado a notar en estos días.

El proceso consiste en que una vez comenzó a ingresar agua al sistema, naturalmente esa materia orgánica humedecida empezó su proceso de descomposición. Esta es la explicación a los primeros olores que se sintieron, que no eran producto del agua limpia que recibe, sino del proceso de pantanización que sufre un sistema en la etapa de restauración. Si bien es cierto, estos olores causaron inquietud en la comunidad, el experto Luis Carlos Gutiérrez, asegura que no es motivo de preocupación.

Sobre el ingreso del agua al vaso hidráulico, explicó que inicialmente no se observaba debido a que la mayor parte servia para humedecer el sistema y arrancar el proceso de descomposición. “Esta descomposición va a continuar”, reitera, tras indicar que hubo una primera fase que era extraer gases y está ya se dio; ahora comienza a disminuir el olor a pantano y en la medida que ingresa mayor cantidad de agua, la dilución va a impedir que el fenómeno se siga dando.

Con relación a  las algas que han aparecido, dijo que el hecho de que aun la película de agua que tiene el lago es somera y teniendo en cuenta que hay una alta radiación, esto hace que aparezcan especies pioneras, oportunistas. Esto permite que crezcan algas filamentosas (comúnmente llamada verdín). “Son algas normales que van a desaparecer una vez se llene el lago”, puntualiza.

Gutiérrez, quien también es el Vicerrector de Investigación de la Universidad del Atlántico, ha sido enfático en asegurar que “Es necesario darle un compás de espera al sistema, paulatinamente vamos a ver ingresar los organismos que hacen parte de él, no se puede pretender que un ecosistema responda con todo lo que tenía anteriormente de manera tan pronta”.

Finalmente, Gutiérrez, resalta la importancia de estas obras, debido a que la recuperación del Cisne es una oportunidad académica y de investigación muy importante que permitirá estudiar cómo se logra restaurar un ecosistema de este tipo, es una apuesta piloto de las pocas que se conocen en la región. “En el Caribe se han dado procesos pero son muy distintos porque en ninguno de los casos vistos había pérdida total del recurso hídrico. El caso del Cisne es un evento único porque aquí si se perdió el recurso hídrico por completo y se va a revertir un fenómeno”, concluyó.